jueves, 17 de abril de 2008

El “quetzal centroamericano” o Pharomachrus mocinno habita en México en el estado de Chiapas.

Ver a un quetzal en los bosques de niebla no es una tarea fácil, ya que su verde plumaje lo ayuda a pasar inadvertido entre la exuberante vegetación. Sin embargo, si se observa detenidamente los troncos de los árboles que tienen huecos, posiblemente se corra con suerte para avistar una de estas aves, pues su larga cola llega a alcanzar hasta 90 cm de longitud.
Macho y hembra colaboran en el cuidado de las crías y llegan a reutilizar nidos de años pasados o construyen en nidos abandonados de los pájaros carpinteros, agrandándolos con ayuda de su pico. La hembra deposita dos huevos de color azul claro, los cuales son incubados 18 días tanto por la hembra como por el macho, que toman turnos: la hembra por la noche y al mediodía, y el macho en la mañana y en la tarde.

Las leyes mexicanas protegen esta ave ya que sus poblaciones han disminuido drásticamente por la destrucción de los bosques de niebla, la cacería y la captura para comerciarlos como mascotas y como ornato

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